Felipe Blanco y Evio Di Marzo, con el Dúo-Demo, en Río Teatro Caribe, el 18 de febrero del año 2017
(*) Subido en Youtube por Roberto Barbosa
Esta emotiva y amena entrevista con Felipe Blanco fue realizada el 17 de diciembre de 2018, en Caracas, en la Editorial Contrapunto.
Felipe Blanco es un músico percusionista de amplia trayectoria. En esta entrevista, nos cuenta que conoció a Evio Di Marzo por los años setenta, entre 1975 y 1976, siendo ambos jovencitos. Felipe hace unos toques con Sietecuero, y se prepara para grabar el disco, pero finalmente es su hermano Totoño Blanco, quien viaja a Puerto Rico con la banda, mientras que Felipe comienza a tocar con Oscar D'León.
Luego de casi veinte años, Felipe y Evio se reencuentran en una tienda de música en Caracas, y deciden montar una banda pequeña, de un máximo de 5 músicos. Se crea el Kinteto Zalvaje (como Evio lo escribía), más o menos por el año 2000. Los instrumentos de la banda son: la guitarra de 12 cuerdas que toca Evio, el bajo que toca Mulato, la guitarra eléctrica que tocan Efraín León o Roldan Peña, el violín que toca Sergio Linares y el tambor árabe o "darbuka" que toca Felipe.
Luego de casi veinte años, Felipe y Evio se reencuentran en una tienda de música en Caracas, y deciden montar una banda pequeña, de un máximo de 5 músicos. Se crea el Kinteto Zalvaje (como Evio lo escribía), más o menos por el año 2000. Los instrumentos de la banda son: la guitarra de 12 cuerdas que toca Evio, el bajo que toca Mulato, la guitarra eléctrica que tocan Efraín León o Roldan Peña, el violín que toca Sergio Linares y el tambor árabe o "darbuka" que toca Felipe.
—Felipe, bienvenido, muchas gracias por la entrevista. Tocaste con
Evio y el Kinteto Zalvaje, durante estos últimos 20 o 25 años. ¿Cómo y cuándo comenzaron?
—La historia del Kinteto es muy simpática. Yo tenía
muchos años sin ver a Evio, bastantes. Si no me equivoco, veintipico de años, o
un poco más, y me lo encuentro en una tienda en Chacao, en una tienda de venta
de artículos musicales. Coincidimos ahí y, en medio de todo el saludo, el comentar el tiempo sin vernos, el abrazo que nos dimos, todo el amor y el cariño que nos unía desde
muy pequeños, desde la pubertad –que fue cuando realmente nos conocimos–, Evio me
plantea que tenía la intención de crear un grupo reducido de manera que hiciera
lo mismo que Adrenalina, pero llevado a cinco músicos, ¡superambicioso! (risas).
A mí me gustó la idea, y entonces Evio me dijo:
—Lo único que a va a haber de percusión eres tú solo con
un tambor árabe…
Y yo le digo:
—Ah ok, ¿el darbuka? Me dice, sí…
Me llamaba la atención ese tambor. No había tenido oportunidad de ejecutarlo pero lo había visto en unas agrupaciones
con las que había alternado. Así que, como percusionista, tenía esa curiosidad.
Total es que ahí comienza la historia del Kinteto. Empezamos a ensayar y nace el
Kinteto Zalvaje que, de hecho, no era quinteto sino dúo.
Evio Di Marzo y El Kinteto, tema: "De dónde viene tu nombre", pizzería de Evio de Los Palos Grandes / Video producido y editado por Roberto Barbosa (*)
Empezamos Evio y yo solos
trabajando en la pizzería de Los Palos Grandes. Después se hizo una prueba con
un amigo difunto, un violinista que se llamaba Luis Carlos, y entonces éramos Mulato, el violinista, Evio y yo. Ya
después entró Efraín León con la guitarra y Sergio Linares sustituye en el violín a Luis Carlos. Y es
cuando se consolida esta banda conformada como Kinteto Zalvaje en la que
duramos más de veinte años tocando juntos. Pasaron otras personas. Primero
entra Efraín y sale, entra Roldan Peña y sale, y después vuelve a
entrar Efraín (risas).
Yo no participé en la creación de Adrenalina. Yo conocí a Evio cuando él estaba en Sietecuero, como en al año 1975 –pero no toquemos
mucho esos temas de los años que son innecesarios– (risas). Yo paso a suplir a un amigo, no
sé si era Chú, Jesús Quintero, y preparamos todo para viajar a Puerto
Rico y grabar la producción. Hago conciertos previos con Sietecuero, pero justo cuando
había que viajar, entré a otra producción, entré con Oscar D’Leon, y
mi hermano Totoño, Jesús Blanco, entró por mí y él viajó a Puerto Rico.
Cuando Sietecuero sufre la metamorfosis y surgen Adrenalina Caribe y Daiquirí, Yordano, ya yo pierdo el
contacto con ellos porque arranco con otro rumbo en mi vida musical. Nace Adrenalina, y el que toca allí desde su fundación es mi gran amigo
Orlando Poleo.
Después de que surge a los años el Kinteto, Evio activa Adrenalina y ahí sí entramos todos los integrantes del Kinteto a formar parte de Adrenalina en su segunda etapa, en su reaparición.
Después de que surge a los años el Kinteto, Evio activa Adrenalina y ahí sí entramos todos los integrantes del Kinteto a formar parte de Adrenalina en su segunda etapa, en su reaparición.
—¿Qué era lo que más disfrutabas del Kinteto?
Lo que yo más recuerdo con mucha satisfacción es que el
Kinteto era nuestra panacea, te hacía liberar todas las energías negativas de
cualquier índole: las personales, las familiares, las laborales.
"Para todos nosotros, la música que tocábamos en el Kinteto, era mágica, me atrevo a decir que no sólo para mí, sino para todos. Esa era la emoción de tocar allí, era muy relajante y era como una relación de pareja: discutíamos horrible y nos amábamos horrible. Podíamos tener cualquier diferencia, cualquiera, por una llegada tarde o por bajar tarde al Lobby de un hotel, es decir las cosas lógicas que vive un grupo, y después en tarima se nos olvidaba todo eso".
Había una pieza que disfrutábamos todos, era un 7 x 4,
una medida musical no usual, no convencional. Era un tema muy fresco, Evio le
llamaba “El 7” que, como todos los temas de Evio, eran muy mágicos. Todos los temas de Adrenalina y luego los que llegó a hacer Evio con el Kinteto, tenían esa carga positiva de él como antropólogo de profesión, como poeta, como músico, como
persona.
"Todas las letras y la música de Evio han perdurado desde el punto de vista del contenido y de la calidad, y pienso que siempre van a estar vigentes".
"La magia del Kinteto fue válida después de haberse creado un monstruo tan grande como Adrenalina, que rompió con precedentes y paradigmas. Lo que Evio intentó hacer después fue reducir toda esa magnitud musical en un quinteto, y esa creo que era la particularidad del Kinteto, y por eso esta banda tenía un gran impacto en sus seguidores".
Aunque Evio se había distanciado de la industria musical, de la radio, de los
medios, era impresionante cada vez que nos presentábamos en cualquier parte de
Venezuela, en Margarita, Maracay, Valencia, Maracaibo..., porque le dimos casi la
vuelta a Venezuela con el Kinteto, humildemente, y lo que a mí me impactaba era
la reacción del público y de gente que ni siquiera había nacido cuando la
existencia de Adrenalina, y tenían una pasión y un amor por la música que había hecho Evio y, para
muestra un botón, el violinista de nosotros, Sergio Linares, lo podrá decir.
Sergio lo adoraba, Evio era su ídolo, imagínate lo que fue para él tocar con Evio, hacer música con Evio, después de Evio haber sido su ídolo y seguir su música por toda una vida.
Sergio lo adoraba, Evio era su ídolo, imagínate lo que fue para él tocar con Evio, hacer música con Evio, después de Evio haber sido su ídolo y seguir su música por toda una vida.
—Si tuvieras que decir en pocas palabras aquello que
asocias más con Evio, o lo que definió la relación entre ustedes, ¿qué sería?
—La hermandad. Eso encierra todo. La hermandad entre Evio
y yo iba más allá de lo musical, de hecho nos llamábamos “hermano blanco”, yo
lo llamaba así, y él me decía “hermano negro”. Eran códigos que utilizábamos,
muy nuestros, y además de la hermandad, la energía que podía haber entre los
dos, una amistad demasiado larga, de más de 40 años. Tan sencillo como eso.
"La magia de Evio era única. Él tenía una intensa particularidad al interpretar con su guitarra, al cantar los temas, era muy él. Como él no hay dos. Él era él tocando, actuando, como persona, como músico, como artista, como todo…".
(*) Subido en Youtube por Roberto Barbosa
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