José Rafael "Mulato" González - Serie "Todo mayo: Evio Di Marzo y su Adrenalina Caribe, antes y después"
La entrevista con José Rafael "Mulato" González fue realizada el 21 de noviembre de 2018, en los espacios abiertos del Complejo Cultural Teatro Teresa Carreño, en Caracas (con el equipo de la Editorial Contrapunto).
Alrededor del año 2000, Evio Di Marzo conformó la banda el "Kinteto Zalvaje" –como él lo escribía–, con "Mulato" (bajo), Felipe Blanco (tambor darbuka), Sergio Linares (violín), Roldan Peña (guitarra) y Efraín León (guitarra). El concepto de esta banda, conformada después de Adrenalina Caribe, que alternaba y se fusionaba también con la Adrenalina de esos años, estuvo dedicado sobre todo a tocar en vivo, a veces unplugged, y a disfrutar de la música tanto en la pizzería de Evio de Los Palos Grandes, como en otros locales de la capital y también a nivel nacional.
En esta entrevista, Mulato nos habla de lo que disfrutaba compartiendo con Evio y cómo era la dinámica del Kinteto Zalvaje. Con esta banda, se tocaron nuevas versiones de los temas de Adrenalina, y también, otros temas inéditos de Evio.
Alrededor del año 2000, Evio Di Marzo conformó la banda el "Kinteto Zalvaje" –como él lo escribía–, con "Mulato" (bajo), Felipe Blanco (tambor darbuka), Sergio Linares (violín), Roldan Peña (guitarra) y Efraín León (guitarra). El concepto de esta banda, conformada después de Adrenalina Caribe, que alternaba y se fusionaba también con la Adrenalina de esos años, estuvo dedicado sobre todo a tocar en vivo, a veces unplugged, y a disfrutar de la música tanto en la pizzería de Evio de Los Palos Grandes, como en otros locales de la capital y también a nivel nacional.
En esta entrevista, Mulato nos habla de lo que disfrutaba compartiendo con Evio y cómo era la dinámica del Kinteto Zalvaje. Con esta banda, se tocaron nuevas versiones de los temas de Adrenalina, y también, otros temas inéditos de Evio.
Por Beatriz Pantin
—“Mulato”, formaste parte de una banda con Evio Di Marzo, el
“Kinteto Zalvaje”, que surgió después de Adrenalina Caribe. ¿Qué nos puedes contar de esa experiencia?
—Mi primer contacto con Evio fue a través del Kinteto
Zalvaje. Me llama el compañero Sergio Linares, el violinista, que ya estaba
trabajando junto con Felipe Blanco y Evio, porque tenían la
intención de hacer un grupo pequeño, unplugged, que llaman ahora, y Evio
pensaba meterle contrabajo, violín acústico que tocaba Sergio, tambor darbuka que tocaba Felipe, guitarra eléctrica que tocaban Roldan y Efraín, y Evio, su guitarra de 12 cuerdas. Así es que yo llego a conocer a Evio y a formar parte del Kinteto. El grupo se conformó
creo que alrededor del año 2000.
Luego, a través del Kinteto, formo parte también
de Adrenalina Caribe, como bajista, siempre como bajista. Mi experiencia con
Adrenalina fue bien bonita porque en el primer concierto que tuvimos, toqué junto
a Carlos Puchi, que era el bajista de Adrenalina, y el que había grabado varios discos
con Evio. Y en ese concierto nos reunimos gente de diferentes épocas que
participó en Adrenalina. Vino Carlos Puchi, compartimos, tocamos juntos un
tema, porque él tocaba uno, yo tocaba el otro, y entonces en uno yo le dije: 'vente', y tocamos los dos.
Fue una experiencia bien interesante para mí.
Kinteto Zalvaje / Foto: Cortesía José Rafael "Mulato" González |
Ya yo conocía el trabajo de Adrenalina que sigue siendo aún para mí –obviamente hay cosas muy buenas e interesantes que se han hecho en
el país–, innegablemente, el trabajo más ambicioso que yo había escuchado en Venezuela, tanto en las letras como en su filosofía.
"Evio le había impregnado a ese trabajo algo más que una letra bonita, o una poesía bien hermosa: le había impregnado una carga humana. Aparte de eso, se une con esa parranda de locos: Borrego, Poleo, Rodolfo Reyes..., que comienzan a mezclarle a los temas ritmos venezolanos junto a cosas de rock, de pop, de jazz, y se hace una unión bien interesante de lo que, para mi concepto, hablaba mucho de una música netamente venezolana, con todos los ingredientes, desde lo más moderno del momento hasta nuestra música".Entonces, ¡mira lo que se puede mostrar al mundo sin llegar a extremos!, es decir yo soy folklorista y cuando mucha gente te pide algo nuevo, uno se pregunta... '¿cómo voy a dejar de lado mi música?', bueno, Evio logró meter a Venezuela y ponerla de moda. La música venezolana sonaba con Adrenalina.
—¿Qué recuerdos tienes de Evio y de lo que vivieron juntos y compartieron en la banda?
—Cuando me llaman para tocar con Evio, me dije, '¡caramba!, ¡qué
suerte, qué suerte de verdad!'. Yo iba con las expectativas de conseguirme con un
tipo un tanto elevado y de inmediato conozco a Evio y él terminó de enchufarme con
su forma.
"Evio era tremendo ser humano, tremendo pana, muy amigo, muy chévere y, aunque era un genio creativo, no era de esas personas que siempre están a un lado, no. Él más bien te preguntaba y te motivaba a aportar. Él proponía y los demás disponíamos. ‘Metan aquí, pónganle allá, desbaraten eso que yo acabo de hacer…’, nos decía".
¡Imagínate!, pasé de ese sueño a uno hecho realidad… A veces yo
mismo me veía de afuera y me decía: 'Oye chamo, estás ahí, ya formando parte de
la creación con Evio’. Nunca dejé de sentirme como un chamo con juguete nuevo. Yo
disfrutaba mucho el hecho de tocar con Evio, de sus canciones, de lo que pasaba en tarima.
Mira, Evio significó para mí, como dice esa famosa frase por ahí, un cable a tierra. Yo, de alguna manera, me reencuentro conmigo mismo o me reafirmo cuando conozco a Evio. Había cosas, digamos, íntimas, que de repente uno no se atreve a comentar con otros, porque uno siente, ¡caramba!, que todo el mundo va pa’ un lado y, no sé, pareciera, uno se dice, que lo hago para llamar la atención.
Entonces me quedaba yo como con esa idea allí en mi interior y cuando conozco a Evio me doy cuenta de que sí, de que hay otros tostados como uno, otros locos como uno…
"El Kinteto nunca ensayó, nosotros nunca ensayábamos. Hacíamos cosas exigentes pero la mayoría de las cosas que hacíamos se desarrollaban en tarima".Sergio y Felipe se habían metido en la idea, y le metían, y yo también le metía, y ya, la segunda vez que tocábamos un tema, tenía un arreglo hecho. Además, siempre nos pasaba algo: cada vez que tocábamos un tema, así lo hubiésemos tocado cien veces, siempre había algo, siempre había una cosita diferente. Era bien enriquecedor. Cada vez que tocábamos, yo estaba levitando siempre.
Evio Di Marzo / Foto: Cortesía José Rafael "Mulato" González |
Mira, Evio significó para mí, como dice esa famosa frase por ahí, un cable a tierra. Yo, de alguna manera, me reencuentro conmigo mismo o me reafirmo cuando conozco a Evio. Había cosas, digamos, íntimas, que de repente uno no se atreve a comentar con otros, porque uno siente, ¡caramba!, que todo el mundo va pa’ un lado y, no sé, pareciera, uno se dice, que lo hago para llamar la atención.
Entonces me quedaba yo como con esa idea allí en mi interior y cuando conozco a Evio me doy cuenta de que sí, de que hay otros tostados como uno, otros locos como uno…
"Y además Evio no era cualquier loco, ¡ese era el que llevaba la bandera!, la bandera de la alegría, del amor…".Llevaba la bandera de esas palabras y frases que se han utilizado tanto que pierden el valor, el valor de cada letra. Está la palabra "amor", sus cuatro letras… Y Evio le da esa connotación otra vez perfecta y completa. Entonces uno vuelve a entender lo que es el amor, el amor inmenso, el amor a todo, amar... que son frases tan utilizadas, que pierden relevancia, pero Evio las vuelve a poner en su justo valor. Y ese es un regalo que me dio Evio para todo el resto de mi vida, y es una felicidad…
Evio nos enseñó a todos a ser felices por sobre todas las
cosas. Obviamente, cuando tú vives por el otro, te entregas por el otro, esa es
una cosa que solamente al sentirla te das cuenta de la importancia que
tiene ese gesto, y Evio lo reafirmaba a cada momento.
Yo lo disfrutaba mucho... estar con él, tocar con él, lo disfruto todavía. No soy de las personas que piensan… La gente simple y llanamente cambia de paisaje. Antes, él me llamaba, yo lo llamaba, ahora está aquí en esta mata, en este árbol o allí en ese escenario en el que tocamos tantas veces y compartimos. En el metro, yo voy pensando y recordando las cosas que me decía Evio, y me río de las locuras, me río de su risa, de su alegría, de cuando nos metíamos con él en tarima...
Yo lo disfrutaba mucho... estar con él, tocar con él, lo disfruto todavía. No soy de las personas que piensan… La gente simple y llanamente cambia de paisaje. Antes, él me llamaba, yo lo llamaba, ahora está aquí en esta mata, en este árbol o allí en ese escenario en el que tocamos tantas veces y compartimos. En el metro, yo voy pensando y recordando las cosas que me decía Evio, y me río de las locuras, me río de su risa, de su alegría, de cuando nos metíamos con él en tarima...
"Evio le da una fuerza a ese sentir del ser humano que uno tiene. Realmente, el haber compartido con Evio me revitalizó. Yo le quedé agradecido al universo, a Allah, a Dios, a Yemayá, a todo lo que tenga que ver con estas cosas, agradecido por haber estado en ese momento de mi vida con Evio, de haberlo conocido y haberme empapado de esas cosas tan hermosas que Evio nos dejó, de todo ese regalo…".
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