Bartolomé Díaz - Serie "Todo mayo: Evio Di Marzo y su Adrenalina Caribe, antes y después"


De izquierda a derecha: Bartolomé Díaz, Fred Weinberg, Evio Di Marzo y Yordano, en la grabación del único LP de Sietecuero, "Rojo Sangre", en Ochoa Recording Studios, San Juan de Puerto Rico (año 1978)

Esta entrevista con Bartolomé Díaz fue realizada el 6 de noviembre de 2018 - En la Universidad Metropolitana (UNIMET) en Caracas (equipo Contrapunto). 

Sencillamente, la experiencia con Bartolomé Díaz fue extraordinaria. Considero que su relato nos revela no sólo aspectos de Evio Di Marzo quizá no percibidos o no expresados de esa manera tan bien dicha (y sentida con sinceridad), sino de Adrenalina Caribe. Gracias a Bartolomé, al menos eso significó para mí, uno puede comprender muchísimo más tanto de Evio como de Adrenalina Caribe (y un antes: Sietecuero), en su búsqueda musical y artística, social, y hasta espiritual.

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Bartolomé Díaz es músico, guitarrista, investigador, gerente cultural y profesor universitario, aunque, a estas alturas del partido, dice que "aún se considera un simple estudiante de música".

Por Beatriz Pantin

—Formaste parte de la agrupación Sietecuero como guitarrista, cuéntame de tus impresiones en ese momento de Evio Di Marzo, y de “Arrabalera”, la única canción que Evio compuso, tocó, cantó y grabó para el álbum “Rojo Sangre”…

—En Evio recuerdo a un hombre absolutamente extraordinario. Yo era un muchacho muy joven, creo que tenía 18 o 19 años cuando lo conocí, y realmente debo confesar que es una de las personas que en ese momento de mi vida me generó un shock emocional más vital, más nutritivo, de todas las que conocí. Tanto él como su hermano –y puede que hasta Evio aún más que Yordano–. Yo notaba en él un nivel de energía, un nivel de entrega, un nivel de pasión por la vida, que a los muchachos caraqueños de esa época, pues a todos no nos tocaba vivir con esa intensidad.

Recuerdo que en las circunstancias en las que lo conocí fueron muy particulares, porque poco tiempo luego de haberme integrado a Sietecuero, me llevaron a un lugar donde Evio se estaba rehabilitando de problemas de adicción y recuerdo el shock de verlo en este momento, y luego, semanas después, surgir de allí un hombre que era como una especie de león artístico. La voracidad con la que él creaba era francamente apabullante. Bueno, ni hablar de lo que era su destreza con la guitarra de 12 cuerdas, con la batería, con la voz, etc.

Álbum "Rojo Sangre", de Sietecuero, año 1978, en contraportada, de izquierda a derecha: Giordano Di Marzo, Totoño Blanco, Alberto Borregales, Evio Di Marzo, Alberto Slezynger, Bartolomé Díaz y Rafael Figliuolo

Músicos:

Alberto Borregales:
timbales, bongó, percusión, voces raras
Totoño Blanco: congas, coros
Bartolomé Díaz: guitarra eléctrica y española, cuatro, coros
Evio Di Marzo: batería, voz, guitarra 12 cuerdas, percusión
Giordano Di Marzo: primera voz, guitarra acústica
Rafael Figliuolo: bajo
Alberto Slezynger: piano eléctrico y acústico, string ensemble, voces
 
Grabado en Ochoa Recording Studios, San Juan de Puerto Rico, año 1978
Ingenieros: Fred Weinberg y Pedro Henríquez
Asistente de ingeniero: Manuel Golczer
Fotografía: Gonzalo Galavís
Producido por Fred Weinberg


“Arrabalera” nace pues... yo creo que es uno de los productos más puros que hay en el álbum Rojo Sangre. Es un retrato a la perfección de Evio, de sus sentimientos, su sinceridad, su pureza...
Mi recuerdo de la grabación es algo verdaderamente maravilloso, primero porque las guitarras se grabaron de forma muy natural, una frente a la otra, sin ningún tipo de manufactura, ningún tipo de cambio, ningún tipo de maquillaje, y por supuesto Alberto Borregales añadió un bongó de un maravilloso gusto allí. Realmente, la toma que se oye es prácticamente la única que se hizo en el estudio, allá en Ochoa, en Puerto Rico, la pandereta que suena además es tocada por Fred Weinberg, que decidió: ‘Bueno, quiero darle un pequeño color a esto’.
A mi modo de ver es un momento tan mágicamente desnudo de esa grabación, que creo que de todos los que estábamos en el grupo, en aquella época, los siete que estábamos, Evio era el único que era capaz de desnudar su alma a ese nivel.
A los chiquitos como yo, a los más jovencitos, nos daba miedo, y a los más veteranos, no les parecía tan cool.

Evio en cambio tenía un nivel de humanidad y un nivel de entrega que para mí era emblemático en el grupo y es realmente un recuerdo muy diáfano que tengo de él, de esa época que pasa, luego trasciende a Adrenalina Caribe de una manera muy natural, porque como siempre he opinado que de todos los músicos que lograron reconocimiento luego de Sietecuero, yo creo que el único que no cambió su discurso, el único que no tuvo un plan B, el único que no trató de reinventarse para ser más comercial, fue él. Y eso lo considero verdaderamente de un grado de ser genuino como ser humano, como artista, que me parece que llevaba el espíritu de Sietecuero, de pureza de ese grupo, maravillosamente bien, y ese espíritu indudablemente trascendió a Adrenalina Caribe.

"Arrabalera" / Ver nota al final (*)

Para mí Evio es un hombre absolutamente inolvidable. Mi juventud está totalmente marcada por él. Él era como una especie de hermano mayor, hermano malandro, hermano loco, todo junto, y a todos los que éramos un poquito más jóvenes, él simplemente nos impactaba muchísimo, porque se regía por normas que no eran las que aplicaban a ninguno de los otros, y como músico exudaba gracia, exudaba arte, exudaba generosidad.

Yo sé que conmigo además hubo un contacto muy particular a nivel afectivo. No me sé explicar por qué, pero él siempre me dio la sensación a mí de que su contacto de amistad con Bartolomé Díaz era particularmente profundo. Yo no había hecho nada para ganarme la amistad como íntima de Evio, pero él siempre, no sé, a lo mejor por ser yo casi que el alter ego, el niño ingenuo del grupo, pues él como que me tomó un poquito bajo su ala.

Fueron unos años verdaderamente inolvidables.
Yo creo que Venezuela tuvo en él a uno de sus artistas más genuinos dentro de lo que es la música pop, la música urbana, el rock, y se trata literalmente de uno de esos hombres que son completamente irremplazables...
Seres como él... Hay gente de mucho talento, hay gente de mucha trayectoria, hay gente con una cara bonita, hay gente con… bueno, con muchos atributos, pero el combo de Evio Di Marzo era fascinante.

Tú me preguntabas por una anécdota, y hay una anécdota que a mí me impresionó muchísimo porque pasé mucho tiempo sin verlo. Recuerdo que un día, en la época en que mi hijo era un pre adolescente, fanático de los aparatos de video y esas cosas, un día, por casualidad, estábamos haciendo diligencias en una zona de Caracas y entramos en un sitio donde había máquinas de video. Y, de repente, yo veo que hay un hombre sentado en una máquina de video, rodeado de un gentío, y la gente estaba así como muy enardecida, y cuando me acerco, y lo veo así de perfil, me dije, ¡pero por Dios si es Evio Di Marzo!, ¿qué hace aquí?

Bueno, ahí después me enteré de que en el edificio había oficinas de su padre, y él estaba por allá. Total que él tenía una especie de record en esa maquinita en la que nadie había llegado tan arriba, y el nivel de paroxismo que él generó entre todos esos muchachitos, niños, casi todos, era bárbaro. Mi hijo, cuando yo le dije que yo había tocado con él, que yo lo conocía, me dijo: ‘Hoy te admiro más que nunca porque eres amigo del ultra campeón mundial…”, de no sé qué juego que era con unas lanchas que iban así...
Evio era un caso muy particular, era un hombre… Él, en los años que vivió, vivió como lo que viven 4, 5 personas, en ese sentido, no dejó ningún cabo suelto.
A título personal, es una de esas personas cuya influencia en mi vida ha sido determinante, maravillosa, y hasta el día que de mi última respiración lo voy a tener en una estima altísima, creo que es un hombre formidable.

—Como músico, ¿cuál es tu apreciación del trabajo que hizo Adrenalina Caribe?

"Arrabalera", interpretada por Evio Di Marzo, grupo Sietecuero, en el Teatro Alcázar, en Caracas, después de la grabación del disco / Ver nota al final (**)

—Lo que vale la pena decir es que el concepto de Adrenalina creo que ya está en Arrabalera” y eventualmente trasciende para allá. 

Como músico profesional, puedo decir, sin temor a equivocarme, que a los intérpretes, los arreglistas, yo soy más eso, aunque compongo también, pero realmente mi trabajo fundamental en la música bien sea es interpretar o arreglar, a nosotros nos toca vestir a la música, y tú me puedes dar una música que es una mujer escultural y a lo mejor yo tengo en algún caso que proceder como si fuese un modisto como Ángel Sánchez, y a lo mejor tengo que vestirla absolutamente de gala, y eso da un resultado seguramente muy atractivo, muy bien, muy bonito, muy presentable.

Evio, como intérprete, funcionaba al revés, a él no le gustaba vestir a la música, a él le gustaba desvestirla, él la desnudaba, él le quitaba absolutamente todo. Él es el arquetipo de la persona que procede mediante el minimalismo frente a la música, y eso es realmente admirable, porque añadir cosas, mucho más con la tecnología actual, en la que simplemente no hay límites a lo que uno le pueda sumar es más fácil, y llega un momento donde algo inclusive que fue de muy poca calidad, pero en el estudio le hemos metido tal cantidad de maquillaje que ya está suficientemente decente.

Cuando la persona que graba, cuando la persona que tiene un concepto para materializar un grupo, para llevarlo realmente a sonar, parte de: ‘No, yo lo que yo quiero es quitar, lo que quiero es que suene menos, lo que quiero es que suene más el esqueleto, lo que quiero es llegar a la médula espinal de la música, y lo que quiero es no ponerle nada que no sea absolutamente imprescindible’, para eso hay que tener unas agallas como las que solamente Evio Di Marzo tenía.

En Sietecuero, ni su hermano, ni Alberto Slezynger, ni ninguno de los otros, de los menores, teníamos unas agallas de ese nivel. Siempre queríamos algo que sonara más grueso, más gordo, más robusto, y Evio demostró tanto en “Arrabalera”, como en prácticamente toda la carrera de Adrenalina Caribe, que lo que buscaba era prácticamente todo lo contrario. Buscaba una música tan delgada como él, tan huesuda como él, y lo digo como un elogio, o sea quería ir a la médula de esto.

Yo como artista admiro como no tienes una idea esa actitud, porque sé lo que difícil que es hacer buena música, llevándola al mínimo común múltiplo, como dirían en el álgebra.
Evio en eso era literalmente un visionario y por eso esa música siempre va a sonar fresca, siempre va a sonar bien, siempre va a sonar a hecha en el momento, siempre va a parecer como si la estuvieran haciendo en un garaje, porque justamente él no le pone encima ningún tipo de artificio a ninguna música que hizo.
A título personal, como artista, como músico, admiro esa actitud enormemente porque no todo músico puede proceder con ese nivel de sinceridad y ese nivel de desnudez en la mano. He conocido a otros músicos capaces de desnudarse emocionalmente frente al público, normalmente trabajo con Andrés Barrios, que es un hombre que se desnuda emocionalmente de una forma extraordinaria, y yo veo eso y me quedo atónito porque me doy cuenta de que son cosas que yo no podría hacer, porque no tengo las agallas para eso, pero Evio Di Marzo, Andrés Barrios, y músicos así, las han tenido.

—Hay como una curiosidad allí, porque al mismo tiempo que se toman fragmentos de algunos géneros, se limpian de toda carga, sin embargo uno lo sigue percibiendo como una fusión, una suma de muchos elementos. ¿Cómo percibes esto de la fusión, en alguna canción de Adrenalina, en alguna prevalencia musical, en las letras? ¿Cuál crees que era la búsqueda de Adrenalina, en este sentido?

—Para mí Adrenalina Caribe es como un paso adelante del trabajo de Evio en Sietecuero en el cual el contenido social, la visión social de Evio, empieza a aparecer más y más, y evidentemente, ya es un proyecto donde Evio se convierte en el líder de esa banda, en Sietecuero quizá Yordano haya sido un frontman..., pero era una labor que iba como variando.
Lo importante, siento yo, en vez de ampliar estilos, es encontrar la esencia del guaguancó, la esencia de la música venezolana, la esencia del tambor de acá, y esas esencias juntarlas, y eso es un trabajo realmente verdaderamente maravilloso el que él hizo, y si le aunamos eso a ese hombre que nos está hablando de una manera más socialmente consciente cada vez...
Y además a quien supuestamente iba a ser el niño protegido de Sonográfica en aquel momento... porque realmente el momento de Sonográfica empieza con Evio y carreras tan importantes como las de su mismo hermano hubiesen sido impensables si Adrenalina no es el primer impacto al nivel de la época de oro de la industria discográfica en Venezuela, en el país, y Evio, con todo y eso que le estaban sirviendo una bandeja de plata para poder no poner límites a lo que él imaginase en sonoridad, siempre se mantuvo muy fiel a ese concepto muy pragmático.

Cercano a la fecha de su fallecimiento estuve revisando en Youtube entrevistas, y había una entrevista con José Domingo Blanco, con Mingo, con Evio jovencísimo, es más a Evio lo reconocía a Mingo ni siquiera lo podía reconocer de tan joven que parece y los argumentos que esgrime Evio son de tal sencillez, son de tal pureza, son tan elementales, que eso es como hablan los verdaderos artistas. Él no necesita rubricar una cosa y decir mil palabras como estoy diciendo yo, él con tres lo resuelve y esas tres palabras son absolutamente parcas, perfectas y mágicas.
Entonces Evio logra permanentemente un proceso de destilación para buscar esencias, y cuando esas esencias las juntas, todavía las vuelve a destilar y todavía logra la esencia de la esencia. En ese sentido fue un hombre maravilloso.
Si tú me preguntas si él estaba consciente de ese proceso, de esa destilación, yo diría que no, porque todo verdadero artista realmente no sabe bien lo que hace, está mandado por Allah, por Dios, por la mano que él haya querido tener sobre su hombro, da absolutamente igual, porque todas son manos que nos hacen mucho bien al ser humano. La mano que él haya tenido puesta sobre su hombro lo guió hacia eso, y entonces él no tenía que dar ninguna explicación, simplemente dejaba salir de su cuerpo lo que tenía que salir y lo que salía era la esencia de la música de todo su Caribe, sin desligarse para nada de su Italia de origen, sin desligarse de sus padres, sin desligarse del rock, sin desligarse de absolutamente nada de eso, pero en esencia, Caribe absolutamente puro.

Evio Di Marzo y Adrenalina Caribe en el programa "Musicanto" con José Domingo Blanco / Ver nota al final (***)

Yo te oído decir a ti esto, un nombre más adecuado para una banda que Adrenalina Caribe, que la banda que lideró Evio Di Marzo, es que ni que lo hubiesen buscado en el programa más complejo de computadora, hubiese salido un nombre mejor para la banda que ese. Entonces allí está todo. Hasta allí encontró la esencia de lo que buscaba.

—Y una canción que recuerdes especialmente de Adrenalina Caribe…

—La época temprana de Adrenalina me fascina porque además yo tenía una muy buena amistad con Maribel Vila, que fue de las primeras coristas, con Melissa Griffiths también, obviamente con Alberto, con Carlos Puchi trabé mucha amistad, entonces canciones como “Pico y pala” por ejemplo, a mí me parecen absolutamente fascinantes porque es el Evio que, aunque está tocando una guitarra acústica, uno siente que él está tocando la batería allí de tan mágicamente preciso que es, y para mí es como el Evio que yo había conocido, claro, a mí me tocó irme a formar fuera justamente en los años iniciales de Adrenalina, y tendí ya a perder un poquito el contacto, pero las piezas de ese primer álbum todo prácticamente… y ni hablar de músicos como Orlando Poleo.
Es que realmente el nivel de talento que había alrededor de Evio era brutal, pero a la vez el don de mando que él ejercía sobre la sonoridad de este grupo era extraordinario, y era fundamentalmente un grupo rítmico.
Con Carlos Puchi suministrando una base rítmica también muy percutiva, muy percusiva, y el resto de la banda, realmente una banda de percusión, y él un guitarrista que prácticamente acometía su guitarra acústica como una batería, entonces bueno era literalmente un gran ensamble de percusión tocando…

En una época donde, justamente, todo se empezaba a maquillar por todos lados, y nuestras estrellas de Rodven y Sonográfica, bueno, empezaba a ser todo muy maquillado, y él, como siempre, remando a contracorriente, diciendo: '¡Ya va!, ustedes lo hacen de esta manera, a mí me tiene sin cuidado, yo lo voy a hacer de otra’.

Bartolomé Díaz con la guitarra eléctrica (Sietecuero)

Ese para mí era Evio Di Marzo y en ese sentido es irrepetible, gente así no viene a menudo, simplemente no viene, y bueno, los dioses, porque son muchos los dioses que lo van a tener en la gloria por siempre, para empezar, el dios de la música, llámese como se llame, o la musa de la música, que se llama Euterpe, va a tener a Evio cobijadito toda la vida allí, porque nuestro país ha dado grandes músicos, grandes talentos, pero que junten eso a una actitud tan iconoclasta, y cuando digo iconoclasta es de romper los moldes, los íconos, los paradigmas, como fue Evio Di Marzo, pues para eso va a tardar mucho tiempo, falta mucho tiempo por pasar, si es que llega alguien que se le aproxime…

En todo caso, eso que habló fue mi corazón, lo digo de verdad, no estoy hablando por hablar, ni porque estés tú en frente, ni porque estén los chicos…


(*) Video subido en Youtube por djnelsonido
(**) Video subido en Youtube por el Grupo Daiquiri
(***) Video subido en Youtube por Gustavo Aranguren

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