Carlos Puchi en la grabación del primer disco de Adrenalina Caribe, "Pico y pala", en los estudios Sonomatrix
De izquierda a derecha: Orlando Poleo, Sergio Pérez, Evio Di Marzo, Maribel Vila, Carlos Puchi y Néstor Pérez
Tema "Yo sin ti no valgo nada" (*)
Video subido en Youtube de la canción "De dónde viene tu nombre", versión del disco (**)
(*) Subido en Youtube por ottoniel parra
(**) Subido en Youtube por Cyril Davis
La entrevista con Carlos Puchi fue realizada el 5 de diciembre de 2018 vía Skype Estados Unidos-Caracas, y en Caracas desde Contrapunto.
En esta excelente entrevista, honesta, y hecha con un gran compromiso, Carlos Puchi, bajista y músico de amplia y reconocida trayectoria, nos habla de su experiencia como integrante nuclear de Adrenalina Caribe. Su participación en esta banda fue de aproximadamente 7 años. Durante el trayecto, Puchi graba en los tres primeros discos de Adrenalina, y acompaña a la banda como director musical.
Por Beatriz Pantin
—Carlos, gracias por la entrevista. Cuéntanos un poco de tu
historia con Adrenalina Caribe, ya que fuiste uno de sus integrantes nucleares…
—Fui bajista y vocalista de la banda Adrenalina Caribe.
Comencé a los 16 años tocando con esta fabulosa banda por una de esas
coincidencias que suceden sin uno saber por qué.
Estaba trabajando a los 15
años con un teatro musical del grupo Rajatabla, y un actor, amigo mío, de mi
misma edad en esa época, me dice que estaban buscando un bajista para un grupo
que se llamaba “Los negros no hacen silencio”, del maestro Enrique Lafontaine, en la Carpa de Los Caobos. Fui a audicionar y había un muchacho al que le decían Colina, Oscar Jesús Colina, estaba Evio Di
Marzo, estaba un muchacho de mi edad también llamado Orlando Poleo, y bueno,
comenzamos los ensayos, la preparación de la obra. Se trataba de una obra espectacular que
hablaba sobre la esclavitud y lo afrovenezolano, con una música
muy rica a nivel del contenido rítmico y melódico.
Y es así como Evio un fin de semana me dice:
—Mira, tengo un baile el sábado y quisiera que vayas
conmigo…
—Ok, ¿qué vamos a tocar? ¿Salsa, merengue?
—No, me dice, vamos a tocar música propia… En un grupo que
yo tengo que se llama Adrenalina Caribe…
Ya él en ese momento tenía muy adelantado ese concepto.
Tuvimos un solo ensayo nada más, montamos como 10 canciones, bueno, ¡era una
locura! Desde un principio ya existía “Pico y pala”, creo que “Selva del
tiempo” ya estaba compuesta también, y así fue como comenzamos...
En la época en que yo entré ya estaba Alberto Borregales, después vuelve Jesús Manzanares en un momento, ya no estaba Melissa Griffits... Esa fue una transición
entre Sietecuero y Adrenalina, es decir cuando nosotros comenzamos a hacer los ensayos
para tocar en universidades, estaban Néstor Pérez en los bongó, Orlando
Poleo en las congas, Alberto Borregales en los timbales, en ese momento en el
piano creo que estaba Franco Castellani, o Eduardo Espósito, no me acuerdo. Evio tocaba
la batería también y tocaba la guitarra.
En ese tiempo, resulta que Evio consigue un
contrato con Discomoda, y la gente de Discomoda le dice: ‘Bueno, te vamos a
poner a un productor musical que se llama Ilan Chester, que contrata a su vez a
un arreglista muy bueno que estaba recién llegado de México, que en paz
descanse, Luis Oliver, y todo ese disco “Pico y pala” se grabó en los estudios
de Discomoda en Antímano.
Y ahí es donde se lanza por primera vez, oficialmente,
en el mapa de la industria el disco de “Pico y pala” donde aparece El Ávila de fondo.
Ese contrato con Discomoda duró muy poco tiempo, porque por
alguna razón Evio se contactó con la gente de Sonográfica, a través de Álvaro Serrano,
que en ese momento estaba haciendo una cantidad de productos importantes como
Daiquirí –Yordano todavía no había salido–, estaba Franco De Vita, y una cantidad de gente haciendo ya sus primeras producciones y Adrenalina entra en
esa etapa con la productora Fonotalento que era la filial de Sonográfica.
Ahí es cuando Adrenalina Caribe hace su segundo disco, en el
estudio de Nucho Belluomo, en Palo Verde, también con Luis Oliver como
arreglista y productor, y es cuando se lanza el tema “Yo sin ti no valgo nada”,
que viene a ser la consolidación de Adrenalina Caribe a nivel comercial.
“Pico
y pala” había sonado pero “Yo sin ti no valgo nada” viene a ser el tema que la
gente realmente empieza a conocer, y es cuando nosotros empezamos a salir en
los programas de Radio Caracas Televisión. Se hace el primer videoclip de
Adrenalina Caribe, hecho por Henrique Lazo, y ahí es cuando empieza la carrera al
nivel del show multitudinario, de muchas entrevistas, y en ese momento es
cuando Evio me nombra a mí director musical, porque él necesitaba hacer mucho
trabajo de promoción, mientras yo me encargaba de ensayar la banda.
"El sótano de La Florida, llamado Fandango, fue realmente nuestra casa, yo creo que yo vivía más tiempo allí que en mi casa. Yo estaba soltero, vivía con mis padres, y salía en la mañana y llegaba en la noche. Eso era todo el día básicamente dedicados a esto".
En ese momento
estudiaba además Publicidad en el Isum de Sabana Grande, y alternaba entre los
estudios y los ensayos.
Todavía lo recuerdo y digo, ¡guao!, ¡qué increíble que uno pudiera hacer eso! Hoy en día es muy difícil, por
el ritmo de vida. Uno ahora tiene que ganarse la vida de otra manera o por lo
menos con mucha más rapidez, y en ese momento uno podía estar concentrado. Fíjate
que había tanto trabajo que a uno no le daba tiempo de tocar con otros
artistas. Los músicos de Yordano solamente tocaban con Yordano, los músicos de
Adrenalina tocaban con Adrenalina, los de Guillermo Dávila, Melissa..., era una
locura de movimiento musical. Coincidíamos en los aeropuertos o en las
estaciones de autobuses. Ahí era donde todos nos encontrábamos, y era una
feria, y era una bulla, y ‘¡vente pa’ acá’!, de verdad era muy rico, ‘epa, ¿qué pasó, pa’ dónde vas tú?’, y a veces
coincidíamos en un pueblo, en alguna feria... Todos los fines de semana estábamos
viajando, fue una época muy buena, te estoy hablando de los ochenta, empezando,
de los años 1982, 1983, por ahí…
Una de las cosas más impresionantes cuando comencé es que Evio me estaba
pagando muy buen dinero, yo decía, ¡guao! (risas)...
"Ese grupo que nadie conocía, Adrenalina Caribe, que no tocaba música comercial, que no tocaba música conocida, ya era muy bien recibido por el público. Hicimos un par de fiestas más y fue una maravilla. La receptividad del público fue algo que, siempre, desde un principio, fue bien positiva, bien calurosa".
Comenzamos trabajando los dos proyectos, el de “Los negros
no hacen silencio” y Adrenalina Caribe. Recuerdo que hicimos un Festival Internacional de Teatro,
donde conocimos gente de África y de todas partes del mundo. Aquella época
era una maravilla porque definitivamente en teatro, a través del grupo
Rajatabla, se hicieron muchas cosas buenas. Y hago este comentario porque todo
tiene que ver...
"Pienso que Adrenalina Caribe se nutrió muchísimo, en el caso de todos, de esa cantidad de influencias y de la información tan rica que estaba llegando en esa época. Siempre Venezuela fue muy privilegiada en este tipo de cosas, no solamente por la posición geográfica sino por toda la apertura hacia la música inglesa, tanto de los Beatles, como de los Rolling Stones, de lo que pasaba en los Estados Unidos, y por supuesto, de lo que pasaba a nivel caribeño".
De izquierda a derecha: Carlos Puchi, Evio Di Marzo, Alberto Borregales y Roldan Peña
—¿Cómo era el trabajo creador, el trabajo creativo de Adrenalina Caribe?
"Cuando comenzaron los trabajos de Adrenalina Caribe, entendí que cada quien era como el arreglista de su propio instrumento. Es decir, realmente era un trabajo de banda, de grupo, no había arreglos preestablecidos, solamente había una canción que Evio nos mostraba y cada quien entonces iba, dependiendo de lo que hacía, correlacionando. Y por eso es que para mí fue una escuela muy importante en toda mi carrera, te estoy hablando del año 1976, o de 1977, en adelante"...
Ahí comencé a entender cuáles eran los acentos de los cueros, de la percusión, de todo lo que era esa cultura del batá afrocubano y, aunque nunca pertenecí a la religión santera, siempre le tuve mucho respeto. Este acercamiento fue muy gratificante y me llenó de muchísima experiencia sobre todo en lo que eran los acentos de la clave. Poleo y Borregales fueron mis dos maestros principales, por supuesto todos los demás fueron maestros para mí también, pero Orlando Poleo y Alberto Borregales fueron para mí fundamentales en lo que fue mi formación como bajista de música latina.
Entonces básicamente era eso, era un trabajo en equipo, donde cada quien aportaba el arreglo desde su instrumento y luego todo confluía…
"La parte creativa yo creo que fue ese diamante que se fue puliendo con el aporte de cada uno de los integrantes. Evio fue el impulsor como compositor y como cantante de lo que vendría a ser toda una vorágine y una centífruga creativa que giraba en torno a una idea central pero que luego se terminaba de desarrollar a través del trabajo individual, para luego convertirlo en un trabajo colectivo".
Yo siento que cada uno nos nutríamos del otro, por ejemplo,
si había una frase hecha por Rodolfo Reyes, yo trataba de no interferir en esa
frase, sino más bien agarrar algunos acentos. De esa misma manera, pasaba con el
trabajo del piano o el trabajo de la percusión.
Como bajista, siempre estaba
enfocado en lo que era la parte rítmica, porque con la parte armónica uno se deja
llevar por los acordes, pero la parte rítmica sí fue sumamente importante, porque había
muchos acentos diferentes. Por ejemplo, el acento del rock es
diferente al acento del danzón, al del son cubano, al acento de un
guaguancó o de una cadencia de batá, entonces cada uno de esos acentos se iban
poniendo como en un chorro de agua donde todo iba fluyendo y, al final, el producto de
cada canción, era realmente una obra de arte.
De verdad, lo digo sin modestia, porque el mismo Álvaro Serrano que trabajaba con nosotros como productor
ejecutivo de Sonográfica, decía que hacíamos tres canciones en
una, es decir había tantos cambios, había tantos matices, era tan versátil, que decía que se podía sacar tres canciones, por ejemplo de “Selva del tiempo” o de
cualquier otra que tuviera todos esos cambios.
Yo creo que eso era, lo que para mí, básicamente, no volví a
vivir más nunca. En todas las agrupaciones en las que yo pertenecí siempre ha
habido un liderazgo, donde se plantea lo que es el arreglo, la composición, la
producción como tal.
"En este caso, era un trabajo muy integrado al nivel de la creatividad colectiva, y pienso que eso no se da muy fácilmente porque es como una lotería. Había un matrimonio entre muchas personas, entonces era muy loco, porque aparte de eso, imagínate, todos teníamos caracteres totalmente diferentes, teníamos crianzas diferentes, veníamos de ciertas tradiciones diferentes, y eso yo creo que fue lo que hizo que Adrenalina pudiera tener toda esa riqueza: la diferencia de cada uno de nosotros, al tratar de hacer una sola cosa que se llamó Adrenalina Caribe".
—¿Qué temas te gustaban más?, ¿cuáles eran tus canciones preferidas?
—Hablar de un tema en particular es muy difícil porque cada
uno marcó mi vida, mi forma de ver la música, a través de esa lírica de Evio.
Evio siempre fue muy crítico del sistema, del Establishment que llaman, y
siempre compartí muchas cosas al nivel de lo que era esa semántica, ese
mensaje, y sería muy difícil decirte que hubo una canción en especial que realmente
marcara mi vida, sin embargo hay una especial porque definitivamente hace que yo viva lo que estoy viviendo ahora, que es mi familia, yo conocí a mi
esposa a través de la canción “Yo sin ti no valgo nada”.
Y es una anécdota muy
bonita porque fue cuando estábamos en Sonográfica, en el Teatro La Campiña, y
estábamos haciendo un especial de televisión, y el fin de semana siguiente
íbamos a tener nuestro primer show en Mata de Coco, aquella maravilla de teatro
que existía ahí cerca de La Castellana.
Evio invitó a dos bailarinas, entonces cuando yo llego, las saludo todo galán (risas), y Evio me dice:
—No me las distraigas mucho
porque tenemos que empezar a ensayar...
Bueno, ahí hubo una miradita
con una de ellas. Cuando viene ya el momento del show, una de ellas, Dinorah, cuando estamos tocando “Yo sin ti no valgo nada”, pasa en frente de mí y me da
un beso en el cachete, y se va para el otro lado, y todo el mundo: ‘¡Vaya Puchi, coronaste! (risas)… yo la había saludado en el Teatro La Campiña, y ella
haciéndose la dura, tú sabes, y bueno, cuando termina el show, yo salgo a
buscarla y me dice la otra compañera, Ydabel Luengo: ‘No, ya ella se
fue’, y yo, 'ah bueno ok, mañana la veré', porque al día siguiente teníamos el
otro show. Y de allí yo
empecé a hacer un seguimiento que duró como seis meses, y este año, vamos a
cumplir 30 años de casados.
Y la otra anécdota muy cómica es que Evio me decía:
—Esa niña no te conviene’ (risas), Evio... Evio era muy tremendo… No es ningún
secreto para nadie...
Tenemos unos gemelos estupendos, voy a ser abuelo en mayo
del año que viene, en 2019, entonces fíjate todas las vueltas que da la
vida, esa canción marcó mi vida porque es nuestra canción. “Yo sin ti
no valgo nada” es nuestra canción de pareja básicamente.
Pero hay una canción
que me marcó por otro lado y es “De dónde viene tu nombre”....
Letra y música: Evio Di Marzo
Arreglo de cuerdas: Lorenzo Barriendos
Violines: Carmelo Russo, Alberto Flamini, Gregorio Grovski, Rommi Barrios, Ramón Barrios y Luciano Stecconi
Arreglo de cuerdas: Lorenzo Barriendos
Violines: Carmelo Russo, Alberto Flamini, Gregorio Grovski, Rommi Barrios, Ramón Barrios y Luciano Stecconi
Ese es un tema que
se grabó en el 3er disco, el de la carátula blanca, de Adrenalina Caribe, que
fue producido por Lorenzo Barriendos, mi hermano “el diablo”.
Esa canción tiene
primero una locura de letra, que es una belleza, y marcó también una reconciliación
entre Evio y su productor, Lorenzo Barriendos. Evio tenía por supuesto su idea y Evio siempre fue muy todero en el sentido de
que él sabía de fotografía, él sabía de video, él sabía de audio, él sabía de
todo, cosa que no era mentira, él de verdad tenía las ideas muy claras, pero
obviamente no podía hacerlo todo porque hay especialistas en cada cosa, y la
disquera le decía: 'No, tú tienes que trabajar con fulano de tal'.
Total es que
era un poco difícil trabajar con Evio, a ese nivel, y esa canción “De dónde
viene tu nombre” marcó una reconciliación en ese periodo de la producción del
estudio en Telearte porque Lorenzo se presentó con una clase de arreglos de
cuerdas de cámara, creo que eran dos violines, dos violas y dos chelos... ¡Era
realmente una obra de arte!, ustedes la pueden escuchar, y Evio lloró,
cuando la escuchó, cuando estaba en el estudio, y bueno, ahí se abrazaron, todos
lloramos, y yo que soy más llorón (risas). Ahí nos abrazamos todos, y esa es una
anécdota de las que nunca me puedo olvidar porque era muy estresante y estaba muy
tenso el ambiente en el estudio para esa producción.
En ese periodo, en esos meses, Lorenzo se convirtió en mi
maestro de bajo. Me prestó varios de sus instrumentos y por eso se nota cierta
diferencia en la sonoridad de lo que yo había grabado en los dos discos
anteriores y en lo que yo grabé en ese tercer disco, y vale la pena acotarlo
porque yo siento un gran agradecimiento por Lorenzo Barriendos, siendo parte
muy importante de Adrenalina Caribe, para mí, creo que el mejor disco de
Adrenalina es ese, el disco blanco de Adrenalina Caribe.
—¿Qué te ha quedado, desde el punto de vista humano, de toda esa experiencia y de todos esos años compartiendo con Evio?
—Adrenalina es como una hermandad que no muere, al menos eso es lo que yo
siento. Yo estuve 7 años aproximadamente en Adrenalina, antes de irme de nuevo a Guaco.
Adrenalina Caribe existió antes de que yo perteneciera y después de que yo
perteneciera. Estamos hablando de muchísimos años, son más de 20 años de
trabajo de ese sembrar, porque básicamente eso fue lo que hizo Adrenalina,
siempre sembrar.
Adrenalina cosechó muchas cosas, y una de las cosas que yo creo que
cosechamos fue ese legado, esa herencia que se deja en la música popular
contemporánea en Venezuela, y te lo digo porque a través de las redes sociales
es por donde yo me doy cuenta de lo que pudimos haber hecho como grupo, como banda. Muchachos de una edad que pudieran ser, no mis nietos, pero sí mis hijos (risas)
que me dicen que son fanáticos de Adrenalina Caribe a través de sus padres, en
algunos casos de sus abuelos, que son personas mayores que yo, y yo me quedo
impresionado de ese legado que se fue dejando...
Pero uno de los legados más bonitos a nivel personal es que
a pesar de que en numerosas ocasiones compartí muchas cosas de las críticas que
hacía Evio, en muchas otras cosas nunca estuve de acuerdo con él, y nos
enfrascábamos en unas discusiones tan sabrosas, tan enriquecedoras, porque a
pesar de que yo no estaba de acuerdo, los argumentos que él me ponía casi me
convencían y era muy difícil poder discutir en el real término de la palabra, porque él tenía muy buenos argumentos acerca de sus convicciones. Yo también
tenía los míos, pero te hablo de todo esto, porque a pesar de esas diferencias
que se mantuvieron por todos los años hasta estos días, siempre prevaleció el
respeto y una palabra muy importante: el amor.
"El amor que Evio y yo nos teníamos era realmente auténtico. Y esta desaparición así repentina nos movió el piso no solamente a los que tuvimos la posibilidad de conocerlo y trabajar con él, sino a todos los que lo escucharon de alguna manera, por lo especial que él siempre fue".
Esa es la Venezuela que yo tengo en mi corazón. Yo salí hace
15 años, y Evio me recordó a mí cuál era realmente nuestra esencia como
venezolanos.
"Es muy difícil definir con una frase lo que Evio significó para mí, para Carlos Puchi. Sin embargo, te podría hablar de autenticidad. Creo que conocí la autenticidad verdadera con este ser. Conocí la honestidad y la mística, porque justamente me enseñó y compartimos ese principio de que 'lo que hagas, hazlo bien, si no, no lo hagas'".
Nosotros nunca trabajamos por el dinero
como tal, éramos muy románticos. En aquella época nosotros trabajábamos por
amor aunque por supuesto sí cobrábamos, y cobrábamos bien (risas).
Recuerdo que
Evio fue siempre… parece mentira que además era una persona que era empresaria. Evio fue un excelente empresario que mantuvo el sótano de La
Florida por no sé cuántos años, y tuvo tres o cuatro pizzerías a la vez. Evio siempre
fue un tipo con una claridad empresarial y gerencial muy grande, pero a pesar
de eso, era un hombre muy bondadoso y consecuente con la gente que realmente le
respondía con la misma lealtad con la que él trabajaba.
Pienso que uno de los
legados más bellos que yo tengo de Evio es la honestidad y el respeto, porque
nunca, nunca, me faltó el respeto, jamás me dijo una palabra ofensiva. Evio era
muy ácido, acidísimo, pero jamás me sentí ofendido, nunca, y él hizo lo que
había que hacer para que yo no me sintiera ofendido.
"Evio era una persona sumamente inteligente, genial, y sí, esto es lo que me deja a mí la enseñanza de este gran maestro de mi vida, uno de los grandes maestros que he tenido: la autenticidad, la lealtad y hacer las cosas con amor, con pasión".
Es impresionante. Mira, mis hijos tienen 27 años. Ellos
escuchan Adrenalina ahora, y me dicen: ‘Papá, esto no pasa de moda nunca porque
es un trabajo que trasciende cualquier moda’. Es una cosa que tú la puedes
escuchar ahorita, inclusive, hay discos de verdad que suenan muy bien, tú los
puedes escuchar ahora, los remasterizas un poquito, y puedes volverlos a lanzar
otra vez y compiten.
Coincido mucho con lo que dice Rodolfo Reyes, sí,
definitivamente no hubo un trabajo parecido dentro de todo ese movimiento de
los ochenta. Todos éramos locos, y tantos locos juntos (risas)… Yo tengo un playlist, alguien como que lo puso en Spotify, y yo no sé, es una maravilla, porque
te va saltando de una época a otra y entonces están todos los temas al azar, y
a veces los vuelvo a oír de arriba abajo, y me digo, 'déjame parar y escuchar otra
cosa' (risas)…
(*) Subido en Youtube por ottoniel parra
(**) Subido en Youtube por Cyril Davis
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